Primera Modernidad en Nicaragua. Ciudad de Managua (1893-1950), Nelson Brown Facultad de Arquitectura, UNI

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Ubicar en el tiempo
las primeras manifestaciones arquitectónicas que incluyen una modernidad en el
contexto de las ciudades nicaragüenses es un poco difícil debido a las pocas
referencias que tenemos al respecto.

En un principio
podemos establecer dos etapas para estas primeras manifestaciones, y las
centraremos específicamente en la capital de la nación. La primera de ellas se
inicia en 1893, con la Revolución Liberal de José Santos Zelaya, y concluye con
el terremoto de 1931; y la que sigue, posterior al movimiento telúrico y que
concluye cuando Nicaragua entra a una etapa de mayor desarrollo en su dinámica
económica a inicio de la década del 50.

Debemos de notar que,
al delimitar las etapas de las primeras manifestaciones modernas, estamos
partiendo de fenómenos políticos debido a que, para el caso que comentamos,
están relacionadas mutuamente.

En 1893, entra
victoriosa a Managua la Revolución Liberal, que sería el punto de partida de
cambios profundos en las antiguas estructuras coloniales que, para ese
entonces, prevalecían como sistema administrativo y de gobierno. Estos cambios
en la antigua estructura colonial, implicarían en los años siguientes cambios
también en el sistema urbano y arquitectónico de la ciudad de Managua. La causa
principal de los cambios que impulsaban los liberales, era “modernizar” las
estructuras estatales que permanecían incólumes frente a la gestión
conservadora del llamado “Período de los Treinta Años”. Estos cambios se
manifiestan de inmediato en la nueva imagen ó forma en que se organiza el
Estado, para gestar su administración, y se va a concretizar en una
constitución denominada “Libérrima” que, por su forma de presentar y
materializar dichos cambios (una de las características principales era la
separación Iglesia-Estado en el sistema de gobierno), lógicamente necesitaría
plasmar en la obra a edificar, cierto estilo que lo encontraría en un
Neoclasicismo tardío comparado con los cambios introducidos en el resto de
Latinoamérica, y aún en sus vecinos de la América Central.

Una estilización
tardía que encontraba una forma de dar una imagen de lo moderno, que para ese
entonces ya era caduco en Europa y en algunos países de América del Sur, estaba
en proceso de crisis. Sin embargo, a pesar de que la utilización era atrasada,
y merecía poca importancia para su introducción, en realidad es este estilo del
cual el fenómeno político, ó la gestión de un gobierno, tomaría para
modernizar, al mismo tiempo lo construido y por construir a fines de siglo, en
la Ciudad de Managua.

Estos cambios que trae
consigo un cambio político, van a incidir de forma categórica en la Managua
colonial de fines del siglo XIX. Uno de ellos es que da pauta, es una abertura,
una vía y una forma para imprimir a la vida misma, incluida la cultural, una
nueva imagen, desarrollándose un múltiple intercambio con los países del área.
Esa modernidad también se expresa en la fisonomía de los edificios, que comienzan
a ser sujetos del cambio y a la vez se presentan los cambios en la ciudad, a la
par del aumento de la población.

Estos cambios
propiciados por la modernidad y que se manifiestan a partir de estas fechas,
tendrán sus oscilaciones a través de la etapa mencionada, hasta iniciar la
década del ’50; fecha en que se manifiesta más claramente el racionalismo en
nuestro ambiente arquitectónico.

Lógicamente que estos
cambios modernos, se manifiestan en edificios vinculados directamente a la vida
cultural de la ciudad; uno de ellos fue el Teatro Variedades, construido
durante el gobierno del general Juan José estrada (1910-11); del cual José Fco.
Borgen, periodista conservador y que vivió en la época dice:

“El Teatro Variedades
era un edificio de modesta fachada blanca que se levantaba frente al costado
norte de la Catedral. Modesto era también su foyer. La construcción había sido
delineada bajo normas que aseguraban la adecuada acústica y el buen
funcionamiento de la tramoya. Contaba con dos hileras de palcos, una arriba de
la otra, en forma de herradura o anfiteatro. Cada palco tenía seis asientos y
entre uno y otro había una separación elemental: una barda al nivel de la
cintura, de manera fina maqueada, adornada con dibujos sencillos…” (1)

Podemos notar que se
trataba de sencillas construcciones que permitían acceder a una variada revista
cultural, y al mismo tiempo iniciaba la transferencia de las actividades
sociales de las nuevas clases.

“Allí funcionó una
troupeé japonesa de acróbatas e ilusionistas, llamada Matsumoto, que causó
sensación” (2)

“…Gracias a este
pequeño y eficiente teatro, Nicaragua figuraba en el itinerario de muchas
compañías de opera, de drama y de comedia, zarzuelas, etc.” (3)

De hecho, a pesar de
tener un palpable atraso con respecto a países vecinos, la ciudad iniciaba una
vida cultural que se fue enriqueciendo en adelante.

En el transcurso de
los años, las clases sociales van requiriendo de nuevas edificaciones para
completar las oficiales, desarrolladas por el gobierno. Este tipo de
construcciones dirigidas a la actividad de recreación de la población,
complementaban la estilística oficial.

“En el primer Cine
Margot, (construido bajo gestión de Sebastián Alegrett, venezolano), bautizado
así en honor de una de sus hijas, lo abrió hacia el oriente de los mercados
centrales, casa esquinera. Más tarde, en 1924, lo trasladó a construcción nueva
adecuada que es la misma que, con sucesivas reformas en su estructura, ha
sobrevivido a los terremotos (1931-1972)”. (4)

Notamos que, para el
caso, les corresponde a personajes que, si bien es cierto, no son nacionales,
forman parte de los cambios que se van gestando en la localidad.

Todas estas
edificaciones eran justificadas exponentes en una pequeña localidad que trataba
de despegar; y lo haría lentamente en un medio nacional donde los papeles
históricos y políticos se habían desarrollado en las dos ciudades coloniales
más importantes: León y Granada. De hecho, aquí el fenómeno de la modernidad
llegará tardíamente a estas localidades: (León y Granada), debido al empeño de
las mismas por conservar su primacía colonial. Estas condiciones coloniales, de
infraestructuras coloniales que romper, están ausentes para la época en la
capital.

“En el año 1920,
Managua estaba lejos de merecer en plenitud el título de Metrópoli de la
Nación. Cierto que desde 1852 era asiento de los tres poderes del estado y sede
arzobispal desde hacia seis años. Pero en lo comercial y lo social haría un
nivel más o menos equivalente al de las dos ciudades próceres de nuestra
historia nacional: “León y Granada”. (5)

Dicho desequilibrio
con respecto al papel de verdadera capital va a cambiar drásticamente en las
décadas siguientes, con el aumento de la población y el fenómeno de la
migración. Hay que considerar que cuando se hace mención de la poca importancia
metropolitana de la ciudad, tiene condiciones históricas.

 

Después de la llamada
“Guerra Nacional”, el poblado de Managua, pasa a una categoría de capital sin
pasar por las etapas sucesivas de las otras ciudades coloniales que guardaban
en sus respectivos centros las huellas de una colonia que conservaba en sí
misma la traducción de su historia.

Sin embargo, pese a
considerarse de poca importancia, las construcciones semicoloniales que
componían la ciudad a inicio de siglo, fueron cambiando rápidamente de
fisonomía. se trataba de un centro próximo al lago; una plaza de armas,
avenidas principales y la consiguiente zona comercial en rápido crecimiento.

La línea de este
proceso constructivo, alrededor del “centro” de la ciudad lo constituían las
obras municipales.

Al respecto, Edgar
Barrera, arquitecto perteneciente a los primeros graduados de los años sesenta,
dice:

“A partir del siglo XX
se hace evidente en las construcciones municipales, por una parte, la
aceptación incondicional de los cánones neoclásicos, no reflejo de la cultura
europea contemporánea, empeñada en la recuperación de los valores más genuinos
de la antigüedad clásica, y un fenómeno local, como es la aspiración de la
nueva organización política al decoro y grandeza, que necesita de ejemplo de
una ilustre tradición antigua para el establecimiento de sus edificios
administrativos.” (6)

En esta línea
constructiva que siguió luego el proceso de “modernización del estado”,
impulsado por los liberales y tras estos cambios una disposición de las
principales familias por ocupar los mejores solares del antiguo centro.

“Las casas de
habitación de las familias principales, managüenses autóctonas, se levantaban
en formación apretada de la avenida y Parques Centrales hasta San Sebastián,
sobre la Calle del Triunfo.” (7)

Estas avenidas
(posteriormente calle Roosevelt, en la década del ’60) se ven ocupadas por la
población nativa, familias que, a su vez, van distinguiéndose por un tipo de
edificación: civil, comercial, y recreativa, que se diferencia de la oficial.
La mayoría de los ejemplos eran obras puntuales que en sí mismas mostraban su
estilo. Refiriéndonos a estos ejemplos, resultan emblemáticos: la Casa
Residencial, llamada en la época Casa No. 1; al respecto, Borgen en su obra
“Una Vida al Lado de la Historia”, dice:

“Emiliano Chamorro
vivía en la que llamaban Casa No. 1, construida y estrenada por Zelaya… El
edificio era de dos pisos, un palacete con balcones, ante-patio y verja a la
calle. Estaba ubicada en la Avenida Central, justamente donde hoy se alza el
rascacielos del Banco de América.” (8)

Esta tipificación de
construcciones aisladas va a particularizar este periodo. Son edificaciones que
respondiendo a una demanda de la población en cuanto a servicios, al mismo
tiempo, va modelando la fachada de una ciudad que busca identificaciones que
desde construcciones que semejen el neo-clasismo, van saturando la nueva
ciudad.

Estas edificaciones
son variadas en su funcionamiento y destinatarios:

“La evolución de la
ciudad que se da básicamente en los barrios antiguos, se manifiesta en la
construcción de edificios que tiende a satisfacer la demanda de servicios de
una ciudad en crecimiento y transformación, tales edificios fueron: el Matadero
Público en 1904 (al occidente de la ciudad donde luego estaría “El Hormiguero”)
el Mercado Nuevo en 1908 (en terrenos de San Miguel) que desaparece en 1931 y
el Teatro Variedades en 1914; esto para mencionar los más importantes, que van
conformando el “Barrio de Managua” o centro vital de la ciudad, que adquiere
supremación sobre los otros barrios existentes.” (9)

Todos estos ejemplos
conforman una línea de construcción que se refleja, a su vez, en la disposición
urbana. La principal arteria la conforman una avenida central norte-sur, cuyos
remates lo conforman el Complejo Militar Campo de Marte, y que atravesando una
variada zona comercial: mercados, residencias, edificios públicos, remata en la
Plaza Principal, más tarde, Plaza de la República. Al mismo tiempo que consolidan
estas vías principales, se presenta un intento por crear pequeñas zonas que
tienen el objetivo de descentralizar la ciudad; en 1921 se constituye el
Cementerio Nuevo, al occidente de la ciudad, el cual crea mejores condiciones
para los barrios nuevos del sector, pavimentación de calles (la primera calle
pavimentada fue la Avenida Campo Marte, más tarde Avenida Roosevelt, en 1925) y
las respectivas instalaciones y servicios a la población.

Durante la década de
los ’20, se fundan nuevos barrios que presentan áreas con servicios primarios
mínimos. de hecho, estos barrios intentan delimitar la forma constructiva que
la ciudad viene conformando. Estos barrios fueron el San Jacinto, el Barrio
Buenos Aires, Campo-Bruce que forman un anillo con respecto al centro de la
ciudad.

Con este precedente,
en Managua no se presenta una repetición inmediata de los modelos europeos. En
la primera década del siglo XX, Adolfo Loos, presenta la Casa Steiner; la obra
sin remanentes ornamentales que materializa, más que un nuevo pensamiento, la
utilización de nuevos sistemas constructivos. Hay que comprender que dichos
ejemplos se basaban en una justificación de la producción de los materiales, a
través de un proceso industrial, pero al trasladarlo a Managua, dichas
justificaciones quedan sin fundamento.

De esto podemos
deducir que la modernidad en Nicaragua, se refleja más en los cambios de la
estructura política que en la propia dinámica de los cambios culturales. En
estas condiciones, de repetición de modelos ajenos al contexto y la búsqueda de
un lenguaje, se construyen edificaciones que presentan tales tendencias.

“Bajo estas influencias
del Neoclásico se construyó el Palacio del Ayuntamiento de Managua en 1927. Por
otra parte, se inicia un eclecticismo arquitectónico en las construcciones
Municipales, como el Palacio Departamental de León (1934), Mercado Central de
Managua (1939) y el Palacio Departamental de Chinandega (1942). Estas dos
últimas obras, en estilo Neocolonial.” (10)

Estas tipificaciones
se van diseminando en la ciudad, a través de tipologías oficiales de una
dirección cultural no oficializada. El Palacio del Ayuntamiento, tal como lo
comenta el párrafo citado, viene a ser el emblema a seguir. El Palacio del
Ayuntamiento refleja un frontón de templo griego que tiene como contexto un
pequeño parque que lo destaca y ubica como construcciones civiles y más tarde
religiosas; la Catedral de Managua se concluye en 1934. La particularidad de
estos modelos es que la modernidad la reflejan solamente en sus efigies, siendo
los materiales (nuevos en cuanto a su uso), los que van a reflejar esa
modernidad. Ante estas necesidades, las formas arquitectónicas aquí
presentadas, van respondiendo a este contexto de desarrollo comercial y de
servicio a la población. Posiblemente esta arquitectura es la primera que toma
elementos y materiales decididamente modernos.

Uno de estos ejemplos,
lo constituye para la época, las instalaciones del nuevo Mercado Central de
nicaragua.

“El nuevo Mercado
Central de Managua, edificado en el proceso de reconstrucción de la capital,
después de la tragedia del terremoto de 1931, es la primera obra municipal
construida bajo la racionalidad propia de los nuevos materiales, constituyendo
con ello el carácter utilitario de su función.” (11)

Este edificio
construido por arquitectos extranjeros (Dambach y Gautier, 1934) viene a
ensayar la utilización de los nuevos materiales.

Esta variabilidad de
utilizar los materiales en la construcción, va a repetirse en diferentes
modelos. Esta variabilidad consistirá en presentación de formas neoclásicas,
eclécticas o una modernidad con retraso en nuestro contexto, y la introducción
paulatina de los nuevos materiales y la práctica integral de nuevos sistemas
constructivos. Un buen ejemplo lo constituye la Casa Presidencial que comienza
a construirse en 1929 en la loma de Tiscapa, (punto de referencia en la
configuración de la ciudad), y que se inaugura el 4 de enero de 1939; meses
antes del movimiento telúrico del mismo año. Dicha fachada la componían en su totalidad
ejemplo que manifiestan claramente un lenguaje ecléctico en la construcción:
traduce un vocabulario morisco, producto de las variadas influencias de los
arquitectos extranjeros. Pero uno de los ejemplos más idóneos de esta etapa de
divulgación de lo moderno lo constituye la antigua Catedral de Managua.
Iniciada en 1929, la estructura se edifica con armazón de hierro traído de
Bélgica. Se puede caracterizar como una obra ecléctica. fachada neoclásica,
planta de Cruz Latina. De hecho, todos los materiales son modernos en su
concepción y utilización, pero con una combinación de estilos declarada.

En 1939, Managua es
destruida por un terremoto, y con ella desaparecerían las primeras obras que
mostraban un intento por adecuar una modernidad en la ciudad. Con el fenómeno
telúrico también desaparecen los sistemas constructivos coloniales, de hecho,
estos no vuelven a ser utilizados y son reemplazados por sistemas constructivos
de elementos mampuestos.

Sin embargo, el
crecimiento de la ciudad no se detiene, y posterior al terremoto se van
definiendo nuevos barrios en la periferia sur de la ciudad. En 1934 se
urbanizan los terrenos de la finca “Vinicultura” de los sucesores de Don Félix
Largaespada; la urbanización toma dicho nombre. Durante estos años, surgen nuevos
barrios en la periferia sur de la ciudad: La Luz, Riguero, Los Ángeles, Huezo y
Chico Pelón.

El antiguo centro y
las principales avenidas y calles van surgiendo en este proceso de
reconstrucción. Ya para los años ’40, se crean barrios enteros en la Avenida
del campo Marte y el Cementerio San Pedro, clausurado posteriormente. Dichas
construcciones se caracterizaron por casa suntuosas y palacetes que definen una
de las zonas más importantes de la ciudad.

Esta década se
caracteriza por la construcción de los primeros 2edificios modernos” un
concepto más cercano a dicho término. Al respecto, Julio Cardenal, uno de los
primeros arquitectos nacionales con formación extranjera, sostiene que en la
Facultad de Arquitectura donde se formó, (Universidad Católica de Washington),
existen dos líneas dominantes: la de Bellas Artes, es decir, la línea
académica, que es la que con mayor criterio imprime a sus obras, y la moderna,
entendiéndose este término como el “funcionalismo puro”.

Estas tendencias de su
formación van a influir directamente en sus obras. El Art Decó, es producto de
los movimientos dominantes de la Europa de los años 20’s, y se sintetiza en la
Exposición de París de 1925.

“El estilo Art Decó se
hizo muy popular en la Exposición de París de 1925, donde se utilizó en todos
los pabellones, excepto en un purista “Pavillon de L’Espirit Noveau” de Le
Corbusier”. (12)

“Se utilizó en
hoteles, cines y edificios comerciales para expresar un cierto modernismo
opulento” (13).

De hecho, tal
movimiento lleva una asociación de líneas exóticas y altamente decorativas, el
cual estaba en contra del fundamentalismo y el riguroso talento moral de la
Nueva Arquitectura. Es esta la línea constructiva que se manifiesta en la
construcción del antiguo Palacio de Comunicaciones; el edificio fue construido
en un periodo de cinco años, a partir de 1941 y concluido en 1946. La parte
externa del cuarto piso fue adicionada en 1972.

La tipología de la
obra está clasificada en la de los edificios públicos, los cuales están
destinados para la estadía temporal de las personas en relación a los
diferentes procesos funcionales a realizarse en los mismos.

El mismo arquitecto
Cardenal, con respecto a la composición, comenta: “Me propuse buscar un volumen
agradable que, compuesto de elementos verticales, se contrarresta con un
elemento horizontal de ventanas en el último piso. Y agrega: función, masa y
volumen fueron mis determinantes alrededor de una composición de unidad cerrada
basada en el ritmo”.

La importancia de la
obra radica en la combinación de nuevos materiales (cemento, cristalería) que
presentará un nuevo vocabulario figurativo. El componente funcional de la obra
tiene una distribución adecuada especialmente, (de acuerdo al tiempo en que fue
concebida la obra), desde luego que, en la época en que fue edificada, esta
obra fue catalogada de abstracta, anti-ornamental, anti-simbólica y separadora
de funciones, puesto que el estilo Art-Decó era un estilo que desafiaba el
puritanismo del movimiento moderno.

La distribución
espacial respondía a las necesidades de ampliación que necesitó en años
posteriores a su diseño, pero lamentablemente las remodelaciones que en él
encontramos, no corresponden al estilo del diseño original, lo cual desarmoniza
el conjunto, consistiendo en un cubo gigante que en su interior se compone de
pequeñas celdías que presentan problemas de ventilación e iluminación natural,
dejando de esta manera a un lado los objetivos que se propuso el autor en su
obra.

Posee una construcción
de concreto armado y mampostería confinada, la cual era una novedad en la
construcción de edificios de la época, significando un paso importante en el
desarrollo ulterior de la construcción en Nicaragua, debido a que la mayoría de
los materiales utilizados en su construcción eran importados. Asimismo, la
maquinaria utilizada significó también un avance tecnológico y un incipiente
desarrollo de la mano de obra.

Podemos apreciar que
el Art-Decó, presente en el palacio de Comunicaciones “Jorge Navarro”, viene a
conformar un estilo que influyó en el proceso arquitectónico de Managua y en el
resto del país. El Art-Decó está presente en obras como el Teatro Margot,
Teatro González y Teatro Alcázar; y cuyo significado es el de una primera
experiencia constructiva moderna.

Lo que hasta aquí hemos
comentado, enfatiza el Art-Decó como la estilización, aunque no oficial, pero
si con una representatividad del gran edificio.

Posterior al sismo del
31, el crecimiento de la ciudad se conjuga con la nueva definición de su
antiguo centro, y al mismo tiempo, con la fundación y definición de nuevos
barrios.

En estos nuevos
barrios, las estilizaciones y sistemas construidos, se combinan para dar lugar
a fachadas que reproducen los estilos oficiales. De hecho, en nuestro contexto,
el Art-Decó puro no se dio, si partimos del hecho que estas mismas
configuraciones tenían, a su vez, como fuente, un modelo basado en el europeo
(Estados Unidos, México, etc.) pero en nuestro contexto si eran modelos de
referencia de las construcciones para urbanizaciones populares. Esta
experiencia constructiva en la fachada de la vivienda popular, había tomado,
hasta esa época, la simpleza del enfoque colonial, y que en si misma
constituían un solo cuerpo con el sistema constructivo colonial (adoble,
taquezal).

Al construirse estos
modelos semi-oficiales, las fachadas de las viviendas van cambiando su
fisonomía, a través de la utilización de materiales complementarios a los
acabados. De ahí que en ciudades asociadas a un desarrollo económico más o
menos estable (Jinotepe, Diriamba, Boaco, Matagalpa, etc.) tome forma un Decó
“popular que se mezcla con la columna adosada, con un capitel traducido. El
Art-Decó se presenta así como una fase transitoria figurativa, que encuentra
también en las fachadas de las viviendas coloniales una forma de manifestar esa
“modernidad” iniciada en 1893 por la Revolución Liberal.

Notamos entonces que
las fases ya decidas y más tangibles de un racionalismo en nuestro proceso
arquitectónico, está íntimamente ligado a los gestores de ese cambio y para su divulgación
fue necesaria esta etapa transitoria de la que hemos hablado.

El auge constructivo de
las ciudades nicaragüenses, coincide con las nuevas condiciones económicas que
colocan al país en su escalafón más beligerante, con respecto a los mercados extranjeros.

En los años ’50, se
inicia un resurgimiento de la Ciudad de Managua, debido al auge económico del
país, y es en estas condiciones cuando se funda la Oficina de Urbanismo (1954),
con un racionalismo pronto a manifestarse.

Managua, octubre 1992.

NOTAS:

  1. Borges,
    José Fco. “Una Vida a la Orilla de la Historia. Editorial…Pág. 14
  2. Idem.
  3. Idem.
  4. Ibid…
    Pág. 16
  5. Ibid…  Pág. 51
  6. Herrera,
    edgar, “Construcciones Municipales de Nicaragua en los periodos
    Neoclásicos y Modernos”. Monografía, Pág. 27
  7. Borges, José Fco. ob cit… Pág. 53
  8. Idem.
  9. Ortega, Giselle. “Managua 1931-1972” Cap. La Ciudad…
    1900-31
  10. Herrera, edgar. ob cit. Pág. 27
  11. Ibid. Pág. 34
  12. Risebero, Luis. “Historia Gráfica de la arquitectura
    occidental” Ed… Pág..
  13. Riserbo, Luis. Ob cit. Pág…

BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA

  • Álvarez Pubiano (Pablo), “Pedrarias Dávila” Consejo
    Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 19944.
  • Belt (Thomas), “The Naturalist in Nicaragua”
    London,
    Viejo León, 1969.
  • Buitrago Matus (Nicolás), “León, la sombra de
    Pedrarias”, Managua, recopilados en los archivos de España por el
    embajador Don Andrés Vega Bolaños. 17 tomos, Madrid, 1954-1957.
  • Coronel Urtecho (José) “Reflexiones sobre la
    Historia de Nicaragua”, tres tomos, León, 1962, 1962, 1967.
  • Cuadra (Pablo Antonio), “El Nicaragüense”, Managua.
  • Dockstader (Frederick J.) “arte Indígena de
    Mesoamérica” Press Service, New Cork, 1967.
  • Fernández de Oviedo (Gonzalo), “Historia General y
    Natural de las Indias”, 1era edición, 1526. Biblioteca de Autores
    Españoles. Tomos 116-121, Madrid, 1959.
  • Terán (francisco) e INCER (Jaime), “Geografía de
    Nicaragua”, Banco Central, Managua, 1964.

Publicado
originalmente en el sitio web del Maestro Arq. Rafael López Rangel:

https://es.scribd.com/document/244444993/Primera-modernidad-en-Nicaragua-doc

Apuntes
biográficos del autor Arq. Nelson Brown Barquero por el Msc. Arq. Javier Parés en el primer número de la Revista Científica de la Facultad de Arquitectura de la UNI Arquitectura + en el 2016:

https://revistasnicaragua.cnu.edu.ni/index.php/arquitectura/article/view/5980

 

 

 

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About the author

Sophia Bennett is an art historian and freelance writer with a passion for exploring the intersections between nature, symbolism, and artistic expression. With a background in Renaissance and modern art, Sophia enjoys uncovering the hidden meanings behind iconic works and sharing her insights with art lovers of all levels. When she’s not visiting museums or researching the latest trends in contemporary art, you can find her hiking in the countryside, always chasing the next rainbow.