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La religiosidad, las creencias
místicas, son sin duda un valor intrínseco de cada comunidad. Si bien es cierto
que en Centroamérica la religión fue impuesta desde finales del siglo XV durante
el período de la conquista por parte de Europa, en la actualidad forma parte de
la historia e idiosincrasia de los pueblos.
En la ciudad de Managua, capital
de la república de Nicaragua, coexisten dos historias y símbolos con alta
significación dentro de la religiosidad cristiana Católica; La ‘‘Catedral de Santiago de los Caballeros de
Managua´´, y la ‘‘Catedral Metropolitana Inmaculada Concepción de María´´.
Managua, fundada originalmente
con el nombre de ‘‘Leal Villa de Santiago de Managua’’, es convertida en la
capital de Nicaragua en 1852. Sin embargo, como poblado indígena existía desde
antes de la incursión española. Después de 1492, fecha en que llegan los
conquistadores españoles, se comienza un proceso de transculturización y
mestizaje, que lleva de la mano una asociación de la técnica y materiales
constructivos nativos, con los primarios conocimientos que poseían los nuevos
habitantes.
Se puede citar esto como un
antecedente que se repetirá a lo largo del registro histórico, siendo las obras
más desarrolladas y estilizadas las Religiosas y las Civiles. Un intenso
proceso de conversión que llevó décadas y probablemente cientos de años culminó
en la absorción de las nuevas creencias, la ‘‘Religión Católica Cristiana’’.
Impacto Cultural
La arquitectura es un referente,
una muestra viva de la historia de los países, específicamente de las culturas.
A través de ella podemos reconocer las comunidades que son más devotas, las más
practicantes, inclusive las más fiesteras, o las que tienen algún tipo de
rivalidad. En sí mismo, el edificio religioso en sus diferentes escalas
(templo, capilla, iglesia, catedral), es un símbolo del poder adquisitivo de la
comunidad, de la bondad y caritatividad de sus miembros, de la capacidad de gestión,
del buen o mal gusto que se desarrolla a nivel estético, o de la vinculación
con nuestro origen desde la costumbre estilística española.
Realmente es un aporte muy
significativo si se aprecian los signos. Por esta razón la edificación de un
nuevo edificio religioso siempre es un suceso de importancia para la comunidad.
En Managua se dio en la década de los noventas un caso meritorio de ser
destacado en este sentido, al ser sustituido simbólicamente el edificio
estandarte de los católicos managüenses.
Esto provocó que en la actualidad
existan físicamente dos catedrales de Managua. La primera, una evidencia del
buen ritmo constructivo y tendencia arquitectónica de la Managua de mediados
del siglo XX, y la otra, la simbología de una arquitectura con orígenes
regionalistas, en la búsqueda del edificio sincrónico para dar la bienvenida al
siglo XXI.
Sin dudas un fenómeno atípico tener presentes
dos iconos religiosos de tal importancia coexistiendo en el mismo espacio
temporal.
La Catedral de Santiago de los Caballeros de Managua
Managua ha tenido tres iglesias
principales: La iglesia Parroquial de Santiago, la antigua Catedral de Santiago
de los Caballeros y la Catedral Metropolitana Inmaculada Concepción de María.
Esta catedral tiene su origen
desde 1912 cuando el Papa San Pio X crea la arquidiócesis de Managua. Es
entonces que Monseñor José Antonio Lezcano, arzobispo de Managua en ese momento,
eleva a categoría de catedral Metropolitana la Parroquia managüense (construida
a finales del siglo XVIII), la cual fue demolida en 1925 para crear una mejor.
Posteriormente se empiezan las obras del nuevo edificio, en las cuales
participó el Ing. Suizo Pablo Dambach.
Aun se encontraba en construcción
cuando el terremoto de 1931 destruyo gran parte de la capital. Se terminó de
construir en 1938, pero se vio afectada gravemente por el terremoto de 1972,
razón por la cual se decidió disminuir considerablemente las actividades que en
ella se realizaban.
La Catedral de Santiago de los
Caballeros es un icono de la producción de arquitectura del siglo XX en
Nicaragua. Sus méritos son múltiples, destacando principalmente por sus valores
Históricos estrechamente vinculada con momentos y personajes destacados de la
vida pública nicaragüense en el siglo anterior, destacando también por su
detallado Simbolismo Religioso, y sin duda, por su valor Arquitectónico –
Estilístico, que evoca claramente las primeras y más fuertes intensiones del
Neoclasicismo Europeo en Nicaragua, retomando elementos del diseño de la
Iglesia de Saint-Suplice (Santo Suplicio) en París.
La Catedral Metropolitana Inmaculada Concepción de María
Entre 1972 y 1993, por la
situación de la catedral de Santiago se utiliza el templo dedicado a Santo
Domingo en Las Sierritas de Managua como sede del Arzobispado de Managua, hasta
1990 cuando se designa un terreno y se orienta la construcción de una nueva
catedral.
El nuevo terreno se convierte en la
sede de la Arquidiócesis de Managua y está dedicada desde 1993 a la Inmaculada
Concepción de María, patrona de Nicaragua. Se empezó a construir en el año
1991, en línea con el nuevo eje de crecimiento comercial y turístico de la
ciudad de Managua.
Existe aún polémica y muchas
dudas respecto al origen, el cómo y el porqué del diseño de la obra, que sin
duda crea un fenómeno social interesante e inesperado en la comunidad católica
cristiana de Managua. El hecho concreto de todo esto es que la obra fue
imaginada y creada por el arquitecto mexicano Ricardo Legorreta (1931 al 2011,
D.E.P.).
Se presume que parte de su diseño
se inspiró en la Basílica del Santo Sepulcro, de Jerusalén, Israel. Este
edificio a diferencia de la mayoría de las catedrales en el mundo, no está
orientado de occidente hacia oriente, sino de sur a norte. El diseño del
templo, induce a los participantes de la actividad concentración de la atención
en el altar sea cual sea el punto en que se ubiquen, siendo este (el altar) el
eje de todo el vasto edificio.
Al traspasar la gran puerta de
madera, se abre ante nosotros un impresionante espacio de 9.5 a 24 metros de
alto, 35 metros de ancho y 45 metros de largo, apoyando su estructura con
cúpulas y linternas en cuatro columnas céntricas, simbolismo de los cuatro
evangelistas y que tiene una novedosa estructura en cruz.
Este edificio en un principio no
obtuvo la atención y/o aceptación que el arquitecto y la iglesia esperaba, ya
que su lenguaje (el cual es la herencia de las conquistas árabes a los
españoles) tiene mayor identidad con otras religiones como el islam,
principalmente por el excesivo uso de cúpulas, y la falta de claridad en la
tradicional direccionalidad que ofrecen las catedrales por medio de su nave
principal y sus cuatro naves laterales.
En la actualidad, el edificio
forma parte de la imagen urbana y parcialmente del paisajismo de este sector
céntrico de Managua, y ha sido aceptada por la mayoría de la población (tal vez
por nuestro carisma de güegüense), sin haber podido borrar del recuerdo la
antigua Catedral de Santiago de los Caballeros, que aún nos espera erguida e
imponente, en el mismo sitio donde valerosamente resistió dos tragedias
colosales de nuestra historia reciente.
Publicado originalmente en el año 2012 en el Suplemento FCArquitectos de la Revista Construir, gestionado por la Federación Centroamericana de Arquitectos FCA siendo presidente el colega costarricense Arq. Abel Salazar QePd


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